Friday, January 9, 2015

Qué distinto vivir en las alturas

Qué distinto vivir en las alturas: enfrentado a diario con la inmensidad del planeta, con ese gigante que es el cielo, con la vastedad de una geología fecunda en curvas, horizontes y estrellas; qué diferente a toparnos constantemente con lo asible, con lo abarcable a las manos y a la vista, con límites, paredes, personas, reflejos y celdas. 
Qué diferente el silencio de las cumbres: la elocuente quietud de la cima alejada del mundanal ruido; qué distintos los colores, sus degradados; qué diferente el cielo, no sólo arriba, sobre nosotros, sino también enfrente; qué distinto el aire; qué pequeño todo lo que parece grande.
Yo me pregunto: ¿cómo es que aquí, en las alturas aislado, me siento más cercano, más en equilibrio con cuanto me rodea? ¿Cómo es que a merced del movimiento, allí donde se supone que pertenezco, mi individualidad naufraga en la humana marea?
A veces creo que tan sólo las inabarcables pinceladas de los horizontes, los hermosos degradados del cielo, esa hermosa sensación de pequeñez, es lo único que sublima mi existencia.

4 comments:

  1. Vas al encuentro de tu "Yo salvaje", ese que la vida en sociedad ha excluido. La parte más pura de ti, la que no está condicionada.

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    1. Más que "salvaje", me refería a ese yo como "esencial". Desde luego, en una ciudad, que no es más que un enorme cronómetro, esto es imposible.

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  2. Has dado en el clavo. El concepto del Yo salvaje, se refiere a tu ser esencial. No tiene nada que ver con la agresividad.
    Yo me quedo con la frase de Krisnamurti: "No es sano estar bien adaptado a una sociedad profundamente enfferma".

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  3. Magnífica frase, no la conocía. ¡Gracias!

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